Procesando pago ...
Todos solemos tener ideas y proyecciones a futuro de aspectos en los que queremos trabajar, metas que lograr, sueños que alcanzar y cambios que implementar en nuestro día a día.
Todos estos procesos que estructuramos en nuestra mente con la idea de aterrizarlo como plan perfecto, el cual seguiremos fácilmente, nos brindan una sensación de claridad… ¿O no?
¿Qué es lo que sucede cuándo ponemos los planes sobre la mesa y nuestros resultados no son los esperados?
Agobio, frustración, desánimo, sensación de estancamiento, no sentirnos lo suficientemente “buenos” o capaces de subir estos escalones, cuyas proyecciones hemos ido construyendo constante y activamente nosotros mismos a lo largo de nuestra vida, influenciados por toda la información que día a día entra a través de nuestros sentidos. Esto genera un gran impacto en nuestra mente y cerebro.
¿De qué manera mi cuerpo físico se condiciona para pensar, sentir y actuar en relación con eventos futuros? ¿Qué aspectos biológicos debemos conocer para entender mejor nuestro comportamiento al enfrentar un cambio que queremos generar PERO que sabemos con anterioridad que nos es DIFÍCIL lograr? ¿Por qué creemos saber que nos será difícil?
En estas fechas de fin de año solemos encontrarnos con metas no logradas o a medio cumplir ¿Cómo nos hace sentir esto para alcanzar lo que nos proponemos para el siguiente año?
¿Qué tal si te digo que nos hemos acostumbrado a esos resultados y por ende a las emociones que dichos eventos despiertan en nosotros, generando un tipo de memoria conductual que tomará el volante inconscientemente para obtener resultados similares y volvernos a sentir así?
¿Qué tal si te digo que comúnmente generamos ideas y metas nuevas a futuro, proyectando inconscientemente el miedo de fracasar, tal como ha sucedido en el pasado?
¿Qué tal si te digo que nuestra idea de futuro, está siempre acompañada y condicionada por memorias del pasado que aún no hemos aceptado y logrado mirar con amor?
¿Qué tal si te digo que nuestro cuerpo se vuelve adicto a estas emociones y sentimientos (sustancias bioquímicas) que ha estado procesando repetidamente por mucho tiempo?
¿Y qué tal si, conociendo este proceso un poco más a detalle, se nos facilitara la tarea de reprogramar nuestro cerebro para lograr ejecutar cambios radicales en nuestras vidas, a través de pequeñas acciones día con día?
Te invito a que finalices este año con un aumento de consciencia sobre tu cuerpo y a lograr reprogramar tus pensamientos, emociones y acciones, para cambiar tus resultados y que comiences el nuevo año con mucha confianza y motivación para avanzar y seguir convirtiéndote en tu mejor versión.
Francisca Pena Bustamante
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