Cuando no podemos regalar lo que nuestros hijos nos piden

Se acercan las fiestas y muchas veces los padres nos sentimos mal porque nos vemos en la obligación de regalarles a nuestros hijos todo lo que nos piden. No sabemos si es mucho, si es poco, si está bien, si está mal… aunque a veces no tengamos los recursos para poder hacerlo.

Si nos ponemos a observar, generalmente los niños tienen poca valoración de lo que se les regala. Gastamos fortunas en juguetes costosísimos, que usan uno o dos días y después quedan en el olvido. Esto se debe a que estamos bombardeados por una sociedad de consumo y una publicidad que no deja de acosarnos. Cuando en realidad una propuesta alternativa, sería regalar regalos con contenido emocional, porque así le vamos a enseñar a nuestros hijos, el mensaje de que no solo lo que tiene valor material o económico puede ser un regalo y que pueden disfrutar mucho con otro tipo de cosas. Por eso este año puede ser un buen momento para hacer regalos emocionales. Podemos regalar la caja de los deseos donde cada uno pone una tarjeta con las cosas que le gustaría hacer o jugar durante el año, álbumes con fotos, contando sus historias, un papá juguetón que sale de una caja dispuesto a hacer cosquillas y volteretas. Si hacemos una encuesta a todos los niños o niñas en cualquier lugar del mundo, y les preguntamos cuál es su regalo favorito o cuál es su juguete favorito, eso que querrías, que tu papá o tu mamá te regalaran, lo favorito, lo que a todos los niños les gusta y lo que siempre contestan, es que juguemos con ellos, que estemos con ellos. Por eso mis recomendaciones para los padres de familia son: “Que a pesar que nos intentan vender que hay que comprar muchos regalos, es hacerles entender a nuestros hijos, que la Navidad no es eso, es mucho más, es reunirse en familia y es compartir un momento de felicidad con los seres que queremos”.