Formando Hijos Independientes y Autónomos ¡Y felices!

Autonomía es brindarles a los niños espacios para que puedan desarrollar todas sus necesidades, todos sus intereses y toda su exploración. Es darles oportunidades para que experimenten sus propios límites y que enfrenten nuevos retos.

Un niño al que no se le da autonomía, es un niño criado con parámetros rígidos. Sus padres controlan de cerca todo lo que hace. Luego, esa rigidez se incorpora en el niño y se convierte en un adulto inflexible frente a los cambios.

Si criamos a nuestros hijos sin espacio para que sean autónomos, podemos estar criando un niño rebelde que no tolere indicaciones de los demás, o un sumiso al que todo el tiempo le digan lo que tiene que hacer.

Fomentar la autonomía implica lograr lo mismo, permitiendo que ellos hagan las cosas, pero invirtiendo mucho más tiempo, del que invertimos si lo hiciéramos nosotros. En algunos hogares, no les permitimos a nuestros hijos ser autónomos, porque los sobreprotegemos. La sobreprotección, castra a los niños y no los deja avanzar.

Recomendaciones para los padres de familia: Debemos permitirles que salgan y exploren el mundo, brindarles oportunidades para que practiquen la independencia, decidir no intervenir a menos que sea necesario, permitirles la frustración, darles más preguntas que respuestas, transformar sus obligaciones en momentos interesantes, permitir que se equivoquen.

“Cualquier ayuda innecesaria, es un obstáculo para su desarrollo” – María Montessori.